analizando los documentos curriculares de diferentes países, es posible reconocer cierto consenso
entre que se persiguen mediante el área de Educación tecnológica, que no reemplaza a la Educación técnica sino que la complementa. Por un lado se mencionan ciertos objetivos relacionados con el «saber-hacer», con la resolución de problemas prácticos y con el dominio de determinadas técnicas o tecnologías. Por otro lado, junto con estos fines, se mencionan también aquéllos que, haciendo hincapié en un enfoque centrado en las operaciones sobre la materia, la energía y la información, permiten construir nociones generales, comunes a todas las tecnologías. Finalmente, un tercer grupo de objetivos se orienta a desarrollar un espíritu crítico en relación con las interacciones entre la tecnología, las personas, la sociedad y el medio ambiente.
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